Cocina guajira dominical: Pastelitos de cazón
- Weildler Guerra Curvelo
- 7 feb 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 7 feb 2021
Por Weildler Guerra y Tivi López

En la cocina tradicional guajira se encuentran preparaciones sencillas que expresan la confluencia de dos elementos emblemáticos de nuestra alimentación como son el maíz, ese milenario cereal presente en decenas de platós indígenas, y el cazón esa especie de tiburón tierno presente en nuestra memoria gustativa. Tal es el caso de los pastelitos de cazón que suelen venderse en las tardes y noches de Riohacha.
Como la comida anteriormente era acompañada de cantos la ciudad estaba llena de pregones y voces melodiosas de niños anunciando la venta de buñuelos de yuca, dulces, cocadas, alfajores y pastelitos. Por ello nos viene a la memoria la figura infantil de “Cachaco”, el nieto de la señora Abadesa Guerra, en las horas vespertinas del Parque Padilla vendiendo los pastelitos de su abuela con una voz musical que decía “si hay pastelitos calientes/ para las viejas que no tienen dientes”.
El término pastelitos es el diminutivo de pastel que designa según la Real Academia de la Lengua “una
masa de harina y manteca, cocida al horno, en que ordinariamente se envuelve crema o dulce, y a veces carne, fruta o pescado”. Un pastelito, o pastelillio para los españoles, es, por tanto, un pastel pequeño de carne o pescado.
El pastelito es diferente a la empanada que es definida por la RAE como una “masa de pan rellena de carne, pescado verdura u otro alimento y que es cocida al horno”. Las empanadas chilenas y argentinas se ajustan a esta definición. En contraste, los pastelitos en Riohacha se hacen de masa de maíz pilado, se fríen en abundante aceite y se rellenan con carne o pescado. Entre estos pescados se encuentra la carne altamente valorada del cazón debido a su suave textura,
En Riohacha hay un lugar en la calle quinta con la carrera once en donde un descendiente de Renato Curvelo, famoso embarrador en el muy antiguo carnaval de ,nuestra ciudad, hace en las tardes los más tradicionales pastelitos de cazón. Los compradores se aglomeran expectantes y los vehículos hacen largas filas para poder acceder a esa exquisitez. Algunos no lo logran ese día y vuelven con paciencia más temprano al día siguiente. Sin embargo, quien los prepara sólo hace cincuenta pastelitos cada tarde .
En vano empresarios venidos del interior del país le han propuesto comprarles sus productos por centenares o miles pero el decidió mantener su producción dentro de los límites artesanales. Como algunos cocineros en Colombia su conducta se fundamenta en la llamada “economía moral”. En ella los clientes no son seres anónimos sino parientes, vecinos, amigos, coterráneos o visitantes que tienen un rostro y con los que existen vínculos sociales de reciprocidad. Su trabajo se orienta hacis una economía justa que no tiene sólo fines utilitarios individuales sino que comprende el deber de abastecer de alimentos a un barrio, a una clientela habitual o a toda una comunidad

(Ingredientes)
Los ingredientes de los pastelitos de cazón son: masa de maíz pilado, salpicón de cazón, aceite y sal. Amasamos y añadimos sal. Hacemos pequeñas bolas y aplánamos con un plato llano sobre una lámina de papel aceitado.

Agregamos en el centro una porción de salpicón de cazón. (Ver al respecto https://revistaentornos.com/cocina-guajira-dominical-salpicon-de-cazon/ nuestra receta del salpicón de cazón ).

salpicón de cazón

Luego cerramos muy bien los bordes con los dedos húmedos para guardar muy bien el relleno dentro de la masa.

Dando forma al pastelito

Le damos una forma de media luna y freímos en abundante aceite en un recipiente pesado.



Estos pastelitos saben muy bien cuando los comemos con picante criollo y pueden acompañarse con una refrescante chicha o con agua de maíz.
Gracias por tus aportes querida Luz Estela los términos nacionales se van imponiendo sobre los regionales generando así una uniformidad empobrecedora que oculta los ricos fundamentos etimológicos de las preparaciones tradicionales.
Estupendo leer que vuelve ese nombre de pastelitos como lo anunciaban los niños de mi infancia (casi siempre nietos de la cocinera como en este relato). Siendo del sur de La Guajira, los de cazón no los conocí sino mucho más tarde en Riohacha, y luego en San Andres, pero allí también llaman empanadas, poco a poco ese termino se ha apropiado de todo envuelto frito con esa forma de media luna. Aún peor es el nombre de fritos para generalizar cualquier producto con esa cocción. Es una gran tarea recuperar las recetas con su nombre y forma tradicional.